¿Qué puede pasar el domingo en el ballotage?

El debate del domingo pasado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires marcó un antes y un después en la carrera hacia la presidencia.

El candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, fue capaz de colocarse en el centro de la atención, relegando en un segundo plano al candidato de la Libertad Avanza, Javier Milei, quien se mostró durante todo el debate reactivo y nervioso.

Sergio Massa proyectó una imagen de hombre de Estado, con un mayor conocimiento de la realidad y del funcionamiento del Estado que su adversario. Al mismo tiempo, fue capaz de establecer los marcos de referencia de ese debate, acorralando a Javier Milei y limitándolo a responder sus incómodas preguntas.

Milei, por el contrario, no fue fiel a su habitual estilo, dando la impresión de no querer o no saber cómo afrontar tal instancia, en la que ya no alcanzan los slogans o las teorías generales, sino que es necesario ahondar en explicaciones más detalladas según el tema. Este andar del candidato libertario se repitió en mayor o menor medida en los debates anteriores.

Además, como ya mencioné, se lo vio desbordado y nervioso, mientras cedió la iniciativa durante las casi dos horas que duró el debate. Sus contrataques, cuando existieron, no lograron hacer mella en el adversario.

Aunque el desempeño de los candidatos en el debate no vaya a tener un impacto directo en la elección, sí influye en la imagen que uno y otro intenta proyectar.

¿Qué importancia tiene la imagen en política?

Los electores en América Latina votan partidos, pero fundamentalmente candidatos. Por eso es que la imagen es tan importante.  

Tanto la imagen, como la reputación personal, se deben cuidar y cultivar. Son activos que todo candidato debe considerar seriamente si quiere triunfar en una elección (1).

Si Milei era, antes del debate, un candidato con una reputación de “saber mucho de economía”, la impresión que dio el domingo 12 por la noche no parecería ir en ese sentido. En consecuencia, se podría afirmar que ha resignado algo de terreno.

Del mismo modo, podríamos decir que las “idas y venidas” del candidato del oficialismo durante los últimos años afectan negativamente su imagen y reputación personal, al exponer una cierta falta de coherencia y consistencia en sus acciones y discursos.

La grave crisis económica que se ha desatado en el último año y medio lo ha perjudicado, asimismo, enormemente.

Dicho esto, el candidato libertario no ha sabido aprovechar la crisis para arremeter contra el ministro-candidato, Sergio Massa. Si bien podría parecer, a primera vista, que ésta es claramente responsabilidad del gobierno, la capacidad de la oposición de adjudicar la responsabilidad de esa crisis a las acciones y omisiones del gobierno, es ineludible.

Que la mala situación económica del país afecta al gobierno de turno es una realidad. Pero el grado de afectación podría variar dependiendo del rol que juegue en este sentido la oposición. En este punto, Javier Milei no ha sabido, al menos en el debate, cómo enfrentar el tema.

En asuntos como Seguridad Ciudadana, por ejemplo, Sergio Massa ha salido igualmente airoso. La responsabilidad del gobierno central en temas de seguridad es una realidad indiscutible. De hecho, cuenta con fuerzas federales especiales para perseguir el delito. Milei parece haberlo ignorado.

Por último, en referencia a la Política Exterior, la visión de Massa de que son los “Estados los que establecen las relaciones comerciales” se acerca muchísimo más a la realidad que la visión de Milei de que «es una cuestión de los privados».

La idea de este último de cortar lazos de Estado con socios importantes del país como China y Brasil es un idea poco atractiva y difícil de defender, salvo en el estrecho mundo de las ideologías.   

Las claves del ballotage

Independientemente de cómo haya resultado el debate, lo central ahora, a falta de pocas horas para el ballotage, es analizar para qué lado se decantarán los votantes de Juntos por el Cambio al momento de sufragar el domingo. ¿Votarán a Massa o a Milei?

Más que el resto, esos votantes tendrán la llave para destrabar la elección.

Como regla general diría lo siguiente: en la medida en que los votantes de Patricia Bullrich en las elecciones generales opten ahora por votar en blanco, impugnar el voto o no dirigirse a las urnas a votar, en lugar de adherir a la propuesta de Javier Milei, las probabilidades de Massa de convertirse en el próximo presidente aumentan.

A priori, existe una preferencia de la mayoría de votantes de Juntos por el Cambio por un cambio como el que propone el candidato libertario, aunque las formas, los estilos o la dirección del cambio que defiende no terminen de convencer.

Es probable que una parte considerable de esos votantes elija apoyar a Milei, mientras que una buena parte del resto de electores no se decante por ninguno de los dos. Una fracción muy pequeña del votante de Patricia Bullrich podría, en cambio, apoyar a Sergio Massa.

Si la elección es pareja, como parece ser el caso, la importancia del voto cordobés (quienes apoyaron en octubre en gran número a su gobernador saliente, Juan Schiaretti) es mayúscula.

Aquí la cuestión se plantea más pareja, aunque no debería sorprender la tendencia de los votantes de esas tierras a darle sistemáticamente la espalda al kirchnerismo. Uno de los problemas más grandes que enfrenta el ministro-candidato, Sergio Massa, sigue siendo su dificultad para independizarse de ese espacio.

En definitiva, la elección del domingo es cerrada, por lo que habrá que esperar hasta el lunes a la madrugada para conocer al ganador (2). Las últimas horas previas a la contienda electoral, como es costumbre, son decisivas para terminar de cristalizar las preferencias del elector.    


  1. La reputación se construye muy lentamente y puede destruirse muy rápidamente. En eso se parece a la confianza. Con respecto a la imagen, es central no solo para ganar una elección, sino también para “ganar” un debate. La prueba de eso son los debates realizados en 1963 en Estados Unidos entre John Fitzgerald Kennedy y Richard Nixon. Este último resultó en líneas generales ser un mejor orador. No obstante, la imagen que proyectó hacia el público no fue la mejor, teniendo en cuenta su tendencia a sudar durante el desarrollo de los debates. Es así que Kennedy logró imponerse entre los televidentes, mientras que Nixon lo hizo entre los oyentes de radio (siempre según las encuestas). ↩︎
  2. Siempre y cuando la elección no se judicialice. La fiscalización a lo largo y ancho de la Argentina tendrá una importancia grande en esta elección. ↩︎

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